Todas las cosas que nunca dije, todos los "momentos adecuados" que nunca llegaron o que se fueron mientras mi palo de ciego no los alcanzaba se acumulan en mi garganta. Agitan mi corazón en cada canción que lo recuerda.
"Antes que tú me moriré; escondido
en las entrañas ya
el hierro llevo con que abrió tu mano
la ancha herida mortal
Antes que tú me moriré; y mi espíritu,
en su empeño tenaz,
se sentará a las puertas de la muerte,
esperándote allá.
Con las horas los días, con los días
los años volarán,
y a aquella puerta llamarás al cabo...
¿Quién deja de llamar?
Entonces que tu culpa y tus despojos
la tierra guardará,
lavándote en las ondas de la muerte
como en otro Jordán;
allí donde el murmullo de la vida
temblando a morir va,
como la ola que a la playa viene
silenciosa a expirar;
Allí donde el sepulcro se cierra
abre una eternidad
todo cuanto los dos hemos callado,
allí lo hemos de hablar."
No creo que sea capaz de esperar tanto ni de hacer algo así, pero joder, sería increíble. Debería liberarme sin rencores, pero de modo sincero.
Palabras que se precipitan desde mi boca planeando a ninguna parte, transformándose en un cascarón vacío al perder su mensaje. Todas esas palabras que dije, tú no oíste y se volvieron ruido.
Ahora hay un gran paréntesis, no se ni si querré ni en qué punto estaré. Pero si lo necesito soltaré las que queden, planearán besando tus ojos hasta tus oídos. Las que fueron vomitadas, limpias ya de arrepentimiento resurgirán en claridad serena.
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