Son las 11:23 de la mañana del miércoles 28 de agosto de
2013, sé que en estos momentos debería estar estudiando, pero me he permitido
un alto para escribir estas líneas.
Sé que apenas te conocí, sé que pasaron cosas malas, sé que tú no te merecías eso y que yo no tenía otra opción. Sé un montón de cosas que no me ayudan ahora mismo para nada.
Pero hoy estoy aquí estudiando, con Mogwai de fondo y me he acordado de ti. Cada vez me acuerdo menos de ti, ya ni siquiera te busco cuando estoy en Madrid, cada vez te pienso menos, ya lo sé. Pero ahora estoy aquí recordándote, con este maravilloso regalo que me hiciste ensanchándome el corazón, haciendo vibrar fibras muy dentro de mí que solo pueden conducir al alma.
Es tu música de pensar, yo ahora también pienso con ella y te pienso, y en ti confluyen melodías hermosas, sentimientos puros y felicidad, ¿por qué no decirlo?
Este descubrimiento, que en nada será el primer vinilo de mi colección, nos une. Aunque ya no sepa nada de ti y probablemente nunca lo sepa, aunque nunca pueda reír contigo, llorar contigo y cada vez me sea más difícil imaginarte, cada vez que suena el disco “happy songs for happy people”, o cualquiera de los discos de Mogwai te pienso a través de las notas. Y aunque lo escuche para aclarar mis pensamientos con cualquier otra cosa, con cualquier otra chica tú eres parte de la música de fondo.
Yo no hubiera sido capaz de seleccionar algo más hermoso a lo que vincularte, me vino dado. Sé que es absurdo, en una competición de etiquetas salgo perdiendo, pero me parece justo empezar y acabar con un gracias, por existir, por haberme hablado esa primera noche y haberme buscado las noches siguientes, por dejarme esta huella tan hermosa, apartada y escondida, recóndita para que el dolor no te encuentre, para que no nos vea.
Si alguna vez lees esto, gracias.
Sé que apenas te conocí, sé que pasaron cosas malas, sé que tú no te merecías eso y que yo no tenía otra opción. Sé un montón de cosas que no me ayudan ahora mismo para nada.
Pero hoy estoy aquí estudiando, con Mogwai de fondo y me he acordado de ti. Cada vez me acuerdo menos de ti, ya ni siquiera te busco cuando estoy en Madrid, cada vez te pienso menos, ya lo sé. Pero ahora estoy aquí recordándote, con este maravilloso regalo que me hiciste ensanchándome el corazón, haciendo vibrar fibras muy dentro de mí que solo pueden conducir al alma.
Es tu música de pensar, yo ahora también pienso con ella y te pienso, y en ti confluyen melodías hermosas, sentimientos puros y felicidad, ¿por qué no decirlo?
Este descubrimiento, que en nada será el primer vinilo de mi colección, nos une. Aunque ya no sepa nada de ti y probablemente nunca lo sepa, aunque nunca pueda reír contigo, llorar contigo y cada vez me sea más difícil imaginarte, cada vez que suena el disco “happy songs for happy people”, o cualquiera de los discos de Mogwai te pienso a través de las notas. Y aunque lo escuche para aclarar mis pensamientos con cualquier otra cosa, con cualquier otra chica tú eres parte de la música de fondo.
Yo no hubiera sido capaz de seleccionar algo más hermoso a lo que vincularte, me vino dado. Sé que es absurdo, en una competición de etiquetas salgo perdiendo, pero me parece justo empezar y acabar con un gracias, por existir, por haberme hablado esa primera noche y haberme buscado las noches siguientes, por dejarme esta huella tan hermosa, apartada y escondida, recóndita para que el dolor no te encuentre, para que no nos vea.
Si alguna vez lees esto, gracias.